FURGOVIAJES

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martes, 7 de septiembre de 2021

Valle de Tena

Después de pasar todo el fin de semana en grupo alojados en el Refugio de la Casa de Piedra y realizar dos bonitas salidas, el primer día al Garmo Negro, Algas y Argualas y el segundo día al Ibon inferior Azul

El grupo se marcha el domingo y Valle y yo nos quedamos un par de días más con la furgo.


Buscamos una buena poza para refrescarnos, siempre sin utilizar jabones contaminantes.


Dormimos en la zona de Baños de Panticosa y tomamos algo el el Refugio de la Casa de Piedra donde nos hemos alojado las últimas dos noches.




Damos una vuelta por la zona de Baños de Panticosa. Emplazado en el pirenaico Valle de Tena a 1.630 metros de altitud. Su acceso se produce por una angosta carretera de 8 kilómetros que lo separa del pueblo de Panticosa. Esta vía constituye además una antigua ruta hasta Francia a través del Puerto de Marcadau, usada en épocas anteriores por pastores y contrabandistas.

Las instalaciones hoteleras y de servicios se levantan en una pradera que circunda el Ibón de Baños, un lago natural que recoge las aguas procedentes de los torrentes que descienden de las cumbres circundantes para dar nacimiento al río Caldarés.

Aunque conocido desde la época romana, no se tiene constancia documentada del enclave hasta 1286, año en el que Pedro I de Aragón lo cede al quiñón de Panticosa. El primer edificio del recinto se construye en 1694, recuperándose definitivamente la actividad termal en el siglo XVIII. En 1826, el rey Fernando VII expropia los baños al quiñón, otorgándole los derechos de explotación al empresario tensino Nicolás Guallart hasta 1854.

En el siglo XIX se construyen los principales edificios y jardines del complejo termal, encargándose de las labores la empresa AGUAS DE PANTICOSA, S.A y recibiendo desde entonces a huéspedes tan ilustres como Alfonso XIII, Niceto Alcalá Zamora, Ortega y Gasset, Santiago Ramón y Cajal o Primo de Rivera. El Balneario se convirtió en uno de los más afamados y distinguidos de todo el país, con una capacidad hotelera incluso superior a la de muchas capitales de la zona. Su actividad sufrió un nuevo periodo de declive a mediados del siglo XX, del que actualmente se recupera.

En 1966, Baños de Panticosa fue declarado Conjunto de Interés Turístico Nacional, manteniéndose hasta los primeros años del milenio casi intacta la fisonomía decimonónica que lo caracteriza. Entre sus valores arquitectónicos destaca el edificio del Casino, el Gran Hotel, las Termas de Tiberio, la Capilla del Carmen o los templetes de las Fuentes, todos de un marcado estilo historicista. Lamentablemente, los edificios históricos que se conservan, agonizan abandonados en pleno proceso de derrumbe: las casetas originales de aguas termales están cerradas y semi derruidas; la antigua Casa Belío, con idéntica situación.

En el año 2000, las instalaciones fueron adquiridas por el "Grupo NOZAR" para llevar a cabo la rehabilitación integral del conjunto y su posterior explotación termal, rebautizado como Panticosa Resort. Las intervenciones llevadas a cabo, no muy conservadoras con el paisaje y el patrimonio arquitectónico original, han transformado la fisionomía del conjunto y han provocado numerosas críticas.2​

Tras el cierre temporal del Gran Hotel en 2008 y una serie de problemas de diversa índole, el propio grupo propietario asume directamente la gestión del complejo provocando un repunte de la ocupación del cual se han recuperado por completo.



Dan un poco de pena como están conservadas antiguas instalaciones y fuentes, abandonadas. Y el horrible edificio, que nada tiene que ver con el entorno en el que se encuentra.



Se duerme muy tranquilo en esta zona, hay amplios parkings donde pernoctar.


Prontito por la mañana se puede ver iluminado el Garmo Negro por el sol.



Subimos a realizar las cimas de Arnales, Aguja de Arnales y Pico Pondiellos, pinchar en el enlace azul para más información.







Bajamos a la estación de esquí de Panticosa, uno de los parkings de la estación lo habilitan en verano para autocaravanas y furgos. Tienen mesas donde comer a gusto.



La idea es dormir en el embalse de La Sarra y vamos a ir subiendo por el valle. Primero hacemos una parada en el pueblo de Lanuza. Catalogados por varias revistas como uno de los pueblos más bonitos de España, aunque ahora con el embalse tan bajo, se ve feo.


Estuvo a punto de ser uno más de esos pueblos abandonados primero por sus habitantes y anegados después por las aguas de un embalse. El empuje de los propios vecinos, una agotadora batalla judicial y los caprichos de la orografía del terreno convirtieron a la localidad, en cambio, en un lugar insólito. Vive para contarlo y celebra ahora el 25 aniversario del inicio de los trabajos para recuperar un legado que ha pasado de abuelos a hijos y nietos y que perdura asimismo al albur del desarrollo que brindan al Valle de Tena las estaciones de esquí de Formigal y Panticosa y el Festival Pirineos Sur.

La prosperidad actual estuvo más que amenazada hace medio siglo. En la década de los 60, en plena fiebre por la construcción de embalses en todo el país, el Gobierno español constató la necesidad de encauzar las aguas del río Gállego a una altura superior a los mil metros y escogió los terrenos de este pequeño municipio de 200 habitantes para la construcción de un pantano de 16,86 hectómetros cúbicos y 116 hectáreas de superficie.

Se siguieron los cauces habituales y se expropió cada palmo de Lanuza, pueblo de ganaderos. La previsión inicial era que quedase anegado por las aguas del embalse. Por completo. Así, sus vecinos tuvieron que ir abandonando sus hogares y emigrar como tantos otros cientos de aragoneses; a las capitales, Zaragoza y Huesca, pero también a ciudades más cercanas como Jaca y Sabiñánigo. El 6 de mayo de 1976 se cerró la puerta del embalse para comenzar a acumular agua. Dos años más tarde, Lanuza estaba completamente vacío y sus últimos habitantes echaron el postrero vistazo a las casas en las que crecieron.

Una feliz casualidad cambió un destino que parecía escrito y sellado. Las previsiones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) no se cumplieron y el agua no llegó a todos los rincones del pueblo. Situado en la orilla izquierda del pantano, la cota máxima prevista de 1.286 metros se quedó en 1.275,5. Una diferencia de apenas 11 metros que bastó para que el núcleo urbano de la localidad se salvase de quedar sumergido para siempre. Así, sus habitantes apostaron por devolver la vida a Lanuza. Y no iba a resultar nada sencillo.





Se celebran ahora los 26 años del comienzo de un proceso cuya primera piedra hay que buscarla en 1989, cuando 11 años después del abandono sus habitantes regresaron para comprobar que había que librar una doble batalla, judicial y contra los estragos del tiempo. La Justicia les dio la razón y en 1992 la CHE inició la reversión de los terrenos, pagados de sus bolsillos por los propios vecinos. Tuvieron que empezar de cero, no solo por los años transcurridos sino también porque los materiales valiosos de las viviendas, como las puertas y ventanas e incluso paredes enteras de piedra, habían sido robados.

Nació entonces la Asociación de Antiguos Vecinos de Lanuza, que encauzó la recuperación del pueblo. Sus 15 socios, sin ninguna ayuda pública y trabajando los fines de semana, fueron rehabilitando las edificaciones. Empezaron por la iglesia y sus campanas, canalizaron el agua potable de vuelta al pueblo y repararon la escuela y el ayuntamiento. A partir de allí trabajaron en unos 35 edificios y 70 viviendas a los que con el tiempo se han sumado un hotel, una casa rural, un restaurante, un parque infantil y una ludoteca.

Todos los años se celebra el Festival Pirineos Sur, que esta ubicado en un precioso lugar con un escenario flotante en el embalse y las gradas en tierra, el festival ha contribuido a “crear infraestructuras. Lanuza tiene depuradora y Sallent no. Foto de archivo.



Llegamos a Sallent de Gállego donde también han habilitado un parking para furgos, la primera vez que dormí aquí me pareció ideal, justo acababan de instalar un baño, zona de vaciado de aguas grises y llenado de aguas limpias.
Las dos últimas veces que he estado, el baño lo han puesto de pago y aún pagando no funciona. Cuando ejecutan obras en el pueblo, utilizan el parking para dejar las casetas y escombros, por lo que ya no es tan apetecible.


Ahí podemos ver vallas y material de construcción ocupando parcelas del parking.



Se ve que han hecho poda y corte de árboles y también han utilizado el parking para dejarlo.


Nosotros solo aparcamos para ir a tomar algo y cenar en uno de sus bares. Como no, hay que probar la cerveza Tesina. Elaborada en el Valle, en una fábrica de Cerveza Artesana llamada Tensina que se encuentra en el pueblo de Tramacastilla de Tena. las cervezas tienen nombre de zonas o cimas del valle.




Desayunamos para salir muy pronto desde La Sarra, el único ruido que se puede escuchar por la noche, es el del río.




Conseguimos realizar la cima del Balaitus por la Gran Diagonal, después del segundo intento este año.


Tras una larga bajada, celebramos la cima en La Sarra con una cerveza local.




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